Suscríbete a
ABC Cultural

Fandiño corta una oreja con nota

Fandiño corta una oreja con nota

Antes de iniciar la Semana Grande bilbaína, un agradecimiento debo a ese maravilloso matriarcado que reina en el hotel Anoeta de San Sebastián -María Jesús, Itxaso, Cristina, Chelo- por cuidarme con calditos de un proceso febril que dura ya una eternidad. El único día que pisé La Concha y respiré aire puro se me agarró al esqueleto. Hay cosas insanas de toda la vida. Ya lo decía el Caña, que procuraba no abandonar la taberna ni su historia. Si a este estado se le añade la corrida de La Quinta de ayer en Bilbao, lo normal sería un empeoramiento... Toros serios de Conradi, muy armados, algunos con encornaduras desacompasadas con lo que es el encaste santacolomeño, y con los defectos también de lo de Santa Coloma ido: distraídos, muy bajos de casta, sin humillar ni romper hacia delante, a menos.

Iván Fandiño volvió a cumplir con nota como cada vez que torea, y eso que torea poco. El tercero humilló y se prestó más por el pitón derecho. Dos medias verónicas revolotearon con gusto, una en el saludo, otra en un remate. Fandiño le fue cogiendo el aire, de menos a más. Aquí cuenta como termina el cuento, no como principia. Y el cuento acabó al alza, con dos series en redondo de muy buen pulso y bonito trazo, una a pies juntos. La estocada le entregó una oreja en buena lid. El sexto lucía unas perchas astifinas de punta a cepa, larguísimas dagas. Venía noblón y desinfladito. Iván Fandiño estuvo aseado y pulcro. No había para más.

Fue una pena que el esfuerzo que realizó Sergio Aguilar con el quinto se quedase en el limbo. Estuvo valentísimo y sin enmienda, sobre todo sobre la mano izquierda, por donde el santacoloma se vencía y se metía. En los cites no dudó, a pesar de que el animal se lo pensaba y escarbaba; la diestra fluyó a veces. Pero una estocada inocua enfrió todo. Su anterior toro había sido una prenda. Se hacía el dormido en banderillas, hasta que situaba en la mirilla al peonaje, y arreaba hacia los adentros con saña. Embistió por encima del palillo, sin recorrido y orientado. Aguilar tragó ricino.

Antonio Barrera, sustituto de El Fundi, no volvió la cara nunca con el toro que estrenó plaza, que se arrancaba con la cara alta, sin ir nunca metido en la muleta. Barrera lo tapó mucho. Se libró de la cornada de milagro. Giro propio de los santacolomas buscando nalgas o corvas. Le rompió la taleguilla. Un espadazo contrario y atravesado retardó la muerte mucho, y la cosa quedó en un saludo. El cuarto se movió una barbaridad. Parecía que iba a ser mejor, y fue a peor. Muy pronto siempre, más de una vez sorprendió al sevillano. De mitad de muletazo en adelante no quería nada encima. Engañoso toro.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación