Escocia es una región histórica muy interesante, tanto por su lengua como por su paisaje y su cultura. Existen numerosos tesoros escondidos en sus tierras, como son los paisajes solitarios, los lagos, las montañas, el excelente marisco, y la hospitalidad y el cariño de su gente. Hay infinitos planes que se pueden hacer por estas tierras, por lo que en este artículo presentamos algunos de los que más nos han gustado durante nuestro viaje.
Empecemos por un poco de historia, ya que durante nuestro viaje es algo que salta a la vista y llama la atención. Escocia tiene un pasado turbulento lleno de batallas, recuerdos y luchas por las tierras, de ahí que haya numerosos restos de castillos, torres, fortalezas y fincas abandonadas. Todos ellos presentan un encanto que nos transporta a otras épocas.
El clima en Escocia es muy interesante, y durante un mismo día se pueden vivir las cuatro estaciones del año, pasando de lluvia y frío al sol ya mucho calor en algunos momentos del día. Gracias a éso, los paisajes presentan unos colores increíbles, con un cielo que a veces tiene nubes grises y otras veces presenta rayos de luz dorada.
La palpitante ciudad de Edimburgo
Edimburgo se encuentra situada al sureste de la región, en la costa este de Escocia, a orillas del fiordo del río Forth. Esta ciudad es la capital de Escocia desde el año 1437 y es también sede del gobierno escocés. Fue uno de los centros más importantes de educación y cultura durante la Ilustración, gracias a la Universidad de Edimburgo. Sus distritos en The Old Town (ciudad antigua) y The New Town (ciudad nueva) fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. La ciudad, que acoge cada año a numerosos jóvenes europeos en busca de aventuras y de primeras oportunidades, cuenta con una población total de unos 450.000 habitantes.
Esta ciudad es muy conocida internacionalmente por sus festivales y durante los meses de verano se llena de gente que viene en busca de fiesta y de buenas sensaciones. Es una ciudad que merece la pena ser explorada, por todos los secretos y misterios que guarda entre sus empedradas calle y callejones. Al estar ubicada en lo alto de una roca, Edimburgo permite al viajero vislumbrar estampas repentinas, se puede ver la ciudad nueva tan organizada al estilo georgiano, las verdes colinas o una de las montañas rojizas pegadas a la ciudad.
Existen muchos e interesantes puntos de interés en esta ciudad y en ocasiones en necesario organizar qué se quiere ver, sobre todo en época de festivales y verano, cuando hay muchos más visitantes en la ciudad y puede que los lugares estén más solicitados.
Podemos empezar nuestra visita a la ciudad caminando por la Royal Mile, situada en la parte más antigua de la ciudad, en la Old Town. Es una calle que, como bien indica su nombre, mide una milla escocesa de largo. El inicio de esta calle se enmarca en el Castle Esplanade, la entrada al castillo de Edimburgo, lugar majestuoso enclavado en una roca que hace las veces de muros y fortificaciones para proteger la ciudad antigua. Situado en lo alto de la ciudad, ofrece unas vistas impresionantes de los alrededores e incluso es posible ver con detalle el estuario del río Forth. Este castillo tuvo un papel importante en la historia de Escocia como residencia real desde el siglo XI y también como fortaleza. Entre 1745 y 1920, fue la base principal del ejército británico en Escocia y, desde entonces, se ha convertido en un gran atractivo turístico. Dentro del castillo hay muchos edificios singulares y detalles que ver, como el pórtido de entrada, el cañon One O’clock que dispara todos los días a las 13h, la capilla de Santa Margarita o el edificion Scottish National War Memorial, donde está el gran salón con un precioso techo de madera profusamente decorado y una chimenea de piedra que convierte la estancia en un lugar muy especial que nos traslada a otros tiempos. También es interesante visitar los sótanos del castillo, donde estuvieron encerrados prisioneros franceses y americanos.
Dejando atrás el castillo y continuando por la Royal Mile, podemos visitar la catedral de St. Giles, donde es posible admirar el vitral de Burne Jones de 1873, con diferentes escenas de la vida de Jesucristo. Calle abajo, destaca también un edificio histórico: Real Mary King’s Close, laberinto subterráneo interesante para visitar y conocer su espeluznante historia. Hay diferentes agencias en la ciudad que, mediante guías en diferentes idiomas, permiten conocer con detalle y visitar éste y otros lugares misteriosos de Edimburgo.
Casi llegando al final de la calle, tenemos también la sede del Parlamento escocés, donde es posible atender a una visita guiada por la planta baja, donde explican los detalles arquitectónicos del edificio, diseño del arquitecto catalán Enric Miralles, y también mediante un permiso especial es posible atender como público mientras los parlamentarios mantenienen los debates del país.
Finalmente, al final de la Royal Mile nos encontramos el majestuoso y bien conservado Palacio de Holyroodhouse, con diferentes estancias donde vivieron María Estuardo y su familia y los restos de la abadía fundada en 1128 por el rey David I, y rodeada de bellos y extensos jardines.
Hay otra zona imponente, muy cerca del centro, situada en una colina: Calton Hill, la acrópolis de la ciudad. Desde este enclave natural, que cuenta además con algunos edificios singulares, como un obsevatorio astronómico y el Royal High School, que recuerda al templo de Teseo en Atenas, es posible subir para disfrutar de unas vistas del Arthur’s seat, de la New Town y de la calle Princess, donde están los jardines de Princess Street, que cubren el que era el Loch de Edimburgo que, en su día, rodeaba la ciudad de Edimburgo y ahora es una de las zonas más bonitas y llenas de vida para pasear por el límite entre la Old y la New Town de la ciudad, a los pies del castillo.
Como planes adicionales, podemos darnos un paseo por la ciudad nueva, donde las grandes firmas han trasladado sus sedes, y descubrir los edificios georgianos, algunas iglesias imponentes o alejarnos un poco del bullicio y pasear por Dean Village, visitar los museos Scottish National Gallery of Moder Art (one & two) o ir al puerto en la Ocean Terminal para realizar la visita autoguiada por el lujoso y bien diseñado barco real Britannia, que fue la casa flotante de la familia real desde 1953 hasta 1997, año en que se retiró del servicio. Se ha convertido en un monumento decorativo y se mantiene como prueba del sobrio gusto de la Reina Isabel II.
De ruta gastronómica por Edimburgo
La gastronomía escocesa no es famosa mundialmente por su gran variedad, pero a pesar de ello se puede disfrutar de mucha calidad en los diferentes restaurantes que nos ofrece la ciudad, de forma que podemos elegir entre numerosas opciones. La cocina escocesa tradicional es consistente y nutritiva, pero con bastante grasa para ayudar a los trabajadores del campo y del mar a manternerse calientes. Actualmente está en plena revolución y es posible degustar muchos productos locales sostenibles.
El plato nacional escoces son los haggis, hechos a base de varias piezas de casquería de oveja, mezclados con avena y cebolla, y acompañados de puré de patata y nabo. Y si nos apetece comida de pub, sabemos que tendremos una carta limitada con Pasta, Pizza, Fish and chips, Hamburguesa o Ensalada César y algunas Sopas de verduras. Cuando entramos en un pub, es necesario buscar una mesa para dejar las cosas y arcercanos a la barra para pedir la bebida y llevarla a nuestra mesa, en la barra también encargaremos los platos de comida, que luego los camareros amablemente nos acercarán. En la mayoría de los pubs nos vamos a encontrar una buena selección de cervezas locales e internacionales, que se pueden pedir por media pinta, una pinta o un botellín. La carta de comida es similar en todos ellos, de forma que nos elegiremos el pub según si hay o no conciertos o el ambiente que más nos atraiga. En la calle Market street hay varios locales, incluyendo uno que en su día eran las oficinas de la estación de trenes: The Booking Office JD Wetherspoony, donde hay más platos interesantes donde elegir y que es un sitio interesante también para hacer un buen desayuno completo, a elegir entre desayuno europeo, americano, huevos benedictinos, etc. El servicio es amable y habla en español, para facilitar las cosas. Siempre está lleno y tiene dos terrazas.
Hay muchos restaurantes de comida italiana, hamburgueserías, cafeterías o locales donde poder comer un sandwich rápido o una sopa caliente, pero es interesante destacar algunos locales que probamos, como uno especializado en mejillones y pescado: Mussel Inn, donde probamos los Mejillones al vapor con salsa de ajo o los sabrosos Tallarines con marisco.
Es posible conocer algo de la clásica comida casera británica en el restaurante Mums, situado en la Old City, muy cerca de las Universidades. La comida es de máxima calidad, con ingredientes locales, y se puede elegir entre Beicon y huevos, Bangers (salchichas locales) y puré de patatas con diferentes rellenos y salsas, Pastel de carne y patata o Fish and Chips. Como postres, podemos encontrarnos diferentes pudines tradicionales, acompañados de nata montada aromatizada con whisky, avena tostada y frambuesas o con miel, pasas y grosellas.
Los amantes de la buena carne podrán disfrutar también de diferentes elaboracions hechas con vacuno de Aberdeen Angus, que viven en los Hihglands, ciervo y cerdo criado en casa.
En cuanto a los pescados, destacan el salmón, las vieiras, los mejillones y los langostinos. Es posible degustarlos en diferentes locales de la ciudad nueva y que actualmente están potenciando mucho la concienciación de la procedencia sostenible de estos productos pesqueros.
En general, Edimburgo es un buen comienzo para un viaje por Escocia, donde es posible adentrarse en la interesante historia, cultura, literatura de esta singular región de Gran Bretaña. Sin duda nos dejará un buen sabor de boca y nos dará ganas de querer conocer las tierras norteñas más allá de la ciudad, en un viaje por las montañas, los prados, los Loch, los parques nacionales y los castillos de leyenda.